lunes, 13 de septiembre de 2010

Elogio de Dama

Ya se han hecho públicos los XII Premios Mujeres Progresistas con los que esta federación premia a aquellas personas e instituciones que han ayudado a realzar el papel de la mujer en la sociedad. Una vez más se han vuelto a olvidar de Margaret Thatcher en su apartado internacional, así que desde aquí presento su candidatura para la decimotercera convocatoria. La foto recrea lo que podría ser el evento en la próxima edición. Bien se que no se trata de una candidata progresista y que es improbable que se dignara a recibir el premio, por muy aquejada de Alzheimer que esté, pero la anécdota sirve para plantear el problema que tienen las feministas con la que debería ser una de sus referencias y que, sin embargo y sistemáticamente, obvian.



Los méritos de la candidata Thatcher son innegables, y si puede ser opinable que sea la mujer más relevante del siglo XX, es indudable que está entre las cinco o seis mujeres que cambiaron el papel de la mujer…porque cambiaron el del mundo.

Hasta ella, ninguna mujer había llegado a gobernar un país de verdadero peso mundial como el Reino Unido. Y lo hizo, además, por sí misma, sin ejercer el poder de la manera vicaria como lo han hecho muchas otras mujeres que llegan a gobernar por ser hijas o esposas de. Sus once años de gobierno no sólo cambiaron el devenir de su país, sino del resto de países: primero por ser, como apuntó Vargas Llosa, la ideóloga de la guerra fría que ganó Reagan; pero sobre todo porque hasta su llegada al poder nadie había osado cuestionar el paradigma socialdemócrata que tanto los gobiernos de derecha como los de izquierda asumían como propio. Después de 1990 ningún gobierno, de derecha o de izquierda dejaría de aplicar, en mayor o menor medida, políticas de liberalización como las que ella impulsó y con las que demostró que se pueden ganar elecciones aún enfrentándose a los intereses creados. El suyo fue un éxito rotundo. Sólo así se explica que el principal partido de la oposición se presentara a las elecciones bajo el lema de impulsar un thatcherismo con rostro humano, es decir, con la promesa de cambiar las formas pero mantener el fondo. ¿Se imaginan a Zapatero proponiendo un aznarismo con talante en el 2004? Y, para finalizar, lo hizo desde el partido tory, quizás el partido más clasista y machista de Occidente, lo que no está mal para una modesta hija de tendero.

Pero, ¿por qué es poco probable que a la decimotercera sea la vencida? Pues porque cuestiona ese dogma esencialista que asume el feminismo y según el cual hay una manera femenina de ejercer el poder…y sólo una. Un planteamiento que, paradójicamente, también compartiría con el nacional-catolicismo del cual es reverso, al otorgar a la mujer unas virtudes ligadas a lo emocional que la definen como tal, negándose su condición a quién no las mostrara. ¡Cuantas veces he oído a mujeres inteligentes decir que Thatcher fue una primera ministra, pero que no estaba claro que fuera una mujer!...la Dama de Hierro, la fórmula que acuñaron sus machistas compañeros de partido y que han asumido las feministas sin sonrojo. Negar la condición femenina de Margaret Thatcher por su forma de ejercer el poder y sus propuestas es volver a imponer un corsé –ahora ideológico- a la mujer, en un momento en el cual los roles ligados al sexo se están desfigurando. Pero sobre todo es relegar a la mujer a un papel secundario en la política, al no asumir que ésta tiene unos códigos que deben asumirse si se quiere sobrevivir en un ámbito regido por la violencia, como todo aquél en el cual se dirimen relaciones de poder.